Aquí se presenta una recopilación de algunos autores fundamentales en el estudio de los principios éticos:
La Ciencia Ética
Immanuel Kant
Immanuel Kant (Prusia; 22 de abril de 1724, 12 de febrero de 1804) filósofo prusiano, fue el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. Es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal. Además se trata del último pensador de la modernidad, anterior a la filosofía contemporánea que comienza en 1831 tras la muerte del pensador Hegel.
Sus otras obras principales son:
- La Crítica de la razón práctica, centrada en la ética;
- La Crítica del juicio, en la que investiga acerca de la estética y la teleología y
- La metafísica de las costumbresque tiene dos partes, una centrada en la ética, la doctrina de la virtud, y la otra centrada en el ius, la doctrina del derecho.
La ética kantiana está contenida en lo que se ha denominado como sus tres obras éticas: Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, Crítica de la razón práctica y Metafísica de las costumbres. Kant se caracterizó por la búsqueda de una ética o principios con el carácter de universalidad que posee la ciencia. Para la consecución de dichos principios Kant separó las éticas en: éticas empíricas (todas las anteriores a él) y éticas formales (ética de Kant).
Este nuevo planteamiento acerca de la ética provoca importantes replanteamientos de la ética a partir de Kant.
La razón teórica formula juicios frente a la razón práctica que formula imperativos. Estos serán los pilares en los que se fundamenta la ética formal kantiana. La ética debe ser universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de la experiencia no se pueden extraer deberes universales, sino solo planteamientos prudenciales condicionados por la experiencia sensible. Debe, por lo mismo, ser a priori, es decir, anterior a la experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene dada desde dentro del propio individuo y no desde fuera. Los imperativos de esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que son del tipo «Si quieres A, haz B».
En contraposición a la ética a Kant se encuentran las diversas éticas orientadas a fines y bienes, como las de Aristóteles o santo Tomás de Aquino.
El imperativo categórico tiene tres formulaciones:
- Obra solo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal.
- Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio.
- Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines.
Kant sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la filosofía en sentido cosmopolita», en tres preguntas: ¿Qué debo hacer?, ¿Qué puedo saber?, ¿Qué me está permitido esperar?, que pueden resumirse en una sola: ¿Qué es el hombre?.
A la primera interrogante trata de dar respuesta la moral. A la segunda, el análisis de la Crítica de la razón pura en torno de las posibilidades y límites del conocimiento humano. A la tercera trata de responder la religión.
Kant concluye su estudio epistemológico haciendo especial hincapié en la importancia del deber, que es donde reside la virtud de toda acción. Al hacer coincidir la máxima de cualquier acción con la ley práctica, el ser humano habrá encontrado el principio objetivo y universal del obrar.
Aristóteles
Aristóteles (384 a. C.) fue un filósofo, polímata y científico nacido en la ciudad de Estagira, al norte de Antigua Grecia. Es considerado junto a Platón, el padre de la filosofía occidental. Sus ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios.
Fue discípulo de Platón y de otros pensadores, como Eudoxo de Cnido, durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino de Macedonia durante casi 5 años. En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte.
Escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo se han conservado 31) sobre una enorme variedad de temas, entre ellos: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología. Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que abordó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles, donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto.
Existen tres grandes obras sobre ética atribuidas a Aristóteles:
- La Ética nicomáquea, que consta de diez libros;
- La Ética eudemia, que consta de siete libros (tres de los cuales, los libros IV-VI, coinciden con otros tres libros de la Ética nicomáquea, los libros V-VII); y
- La Magna Moralia (Gran ética), de la cual todavía se duda si fue escrita por él o por un recopilador posterior.
Según el filósofo, toda actividad humana tiende hacia algún bien. Así, se da un teleologismo, identificando el fin con el bien. La ética de Aristóteles es una ética de bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien. El bien supremo es la felicidad (véase: eudemonismo), y la felicidad es la sabiduría (el desarrollo de las virtudes, en particular la razón).
- Fin: la finalidad o motivo de una acción.
- Fin medio o imperfecto: es aquello que se quiere por otra cosa y no por sí mismo.
- Fin final o perfecto: es aquello que se quiere por sí mismo y no por otra cosa.
- Felicidad o eudaimonía: es el Bien Supremo del ser humano.
La actividad contemplativa es la más alta de todas, puesto que la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en nosotros, y además, la más continua, porque podemos contemplar con mayor continuidad que cualquier otra acción.
Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo de las cuestiones humanas, con lo que las «ciencias prácticas», como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos anhelan la «felicidad», es decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser alcanzado por muchos caminos.
Virtudes éticas
Aristóteles sostuvo lo que hoy se llama una ética de las virtudes. Según Aristóteles, las virtudes más importantes son las virtudes del alma, principalmente las que se refieren a la parte racional del hombre. Aristóteles divide la parte racional en dos: el intelecto y la voluntad. Cuando el intelecto está bien dispuesto para aquello a lo que su naturaleza apunta, es decir para el conocimiento o posesión de la verdad, se dice que dicho intelecto es virtuoso y bueno. Las virtudes intelectuales perfeccionan al hombre en relación al conocimiento y la verdad y se adquieren mediante la instrucción. A través de las virtudes, el hombre domina su parte irracional.
Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Ambas expresan la excelencia del hombre y su consecución produce la felicidad, ya que esta última es "la actividad del hombre conforme a la virtud".
- Las virtudes éticas son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia.
- Las virtudes dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis). Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.
Baruch Spinoza
Baruch Spinoza —también conocido como Baruch de Espinoza o Benedict, Benito o Benedicto (de) Spinoza o Espinosa, según las distintas traducciones de su nombre, basadas en distintas hipótesis sobre su origen (Ámsterdam, 24 de noviembre de 1632 - La Haya, 21 de febrero de 1677) fue un filósofo neerlandés de origen sefardí hispano-portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz. Hostigado por su crítica racionalista de la ortodoxia religiosa, su obra cayó en el olvido hasta que fue reivindicada por grandes filósofos alemanes de principios del siglo XIX. Según Renan, (Schleiermacher, Goethe, Hegel, Schelling proclaman todos a una voz que Spinoza es el padre del pensamiento moderno).
En su obra la Ética, Spinoza intenta demostrar un sistema filosófico plenamente coherente que se esfuerza por ofrecer una imagen objetiva de la realidad y por comprender el significado de una vida ética. Siguiendo un formato lógico paso por paso, definido en torno de la naturaleza de Dios, la mente, la servidumbre humana a las emociones y el poder de la comprensión (moviendo desde la consideración de lo eterno, a especular sobre el lugar de la humanidad en el orden natural, libertad y el camino a la felicidad posible).
Posiblemente uno de los intentos más osados ha sido el de Spinoza al tratar de desarrollar la ética, organizada como sistema deductivo. Arrancando de axiomas y definiciones, Spinoza pretendió deducir el resto de sus doctrinas metafísica y ética como proposiciones demostrables sustentadas en estos supuestos previos
Ética, es de amplia influencia en áreas como teología, antropología, ontología y metafísica. Le ha dado este nombre, pues postula que la ontología es vista como un modo de desmitificar el mundo, permitiéndole al hombre vivir de acuerdo a la razón.
Jean Paul Sartre
Jean-Paul Charles Aymard Sartre (París, 21 de junio de 1905-ibíd., 15 de abril de 1980), conocido comúnmente como Jean-Paul Sartre, fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista. Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura, en 1964, pero lo rechazó explicando en una carta2 a la Academia Sueca que él tenía por regla rechazar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones establecidas del sistema. Fue pareja de la también filósofa Simone de Beauvoir. El corazón de su filosofía era la preciosa noción de libertad y su sentido concomitante de la responsabilidad personal. Insistió, en una entrevista pocos años antes de su muerte, en que nunca había dejado de creer que “El hombre se hace a sí mismo”.
Para Sartre, el fundamento de la ética es el hombre, y el hombre no es otra cosa más que un proyecto: “El hombre es ante todo un proyecto que vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor, nada existe previamente a este proyecto, nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser”. Por tanto la ética pende del proyecto del hombre. Lo que Sartre llama el “para-si”, no es otra cosa que lo que él hace.
La moral, nos dirá Sartre, es asunto de humanos, y Dios no tiene que intervenir en ello. La moral esta, en función de la realidad humana en tanto que esta constituye su existencia. Así pues en última instancia, la ética Sartreana encontrara su fundamento definitivo en la libertad. Pero, ¿qué es la libertad?, Según Sartre” dicho de otro modo no hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no existe no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresare diciendo que el hombre esta condenado a ser libre”.
Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.
En cuanto a la desesperación esta expresión tiene un sentido extremadamente simple. Quiere decir que nos limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad, o con el conjunto de probabilidades que hacen posible nuestra acción.
Friedrich Nietzsche
Friedrich Wilhelm Nietzsche, (15 de octubre de 1844-Weimar, 25 de agosto de 1900) fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán del siglo XIX, considerado uno de los filósofos más importantes de la filosofía occidental, cuya obra ha ejercido una profunda influencia tanto en la historia como en la cultura occidental.
Nietzsche escribió sobre temas tan diversos como el arte, la filología, la historia, la religión, la ciencia o la tragedia. Hizo una crítica de la cultura, la religión y la filosofía occidental mediante la genealogía de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positiva y negativa) hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente a generaciones posteriores de teólogos, antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, politólogos, historiadores, poetas, novelistas y dramaturgos.
La ética de nietzsche
Desarrolla una ética de la autorrealización, del desarrollo de sí mismo. Se trata, por tanto, de una ética material. Entiende la felicidad como creación de sí mismo, como autocreación en el juego de la experiencia sin límites. La ética de Nietzsche tendría dos momentos:
1. La crítica a la moral.
- Para Nietzsche la moral es una fuerza terrible y engañadora que ha corrompido a la humanidad entera. La moral es la gran mentira de la vida, de la historia, de la sociedad. En “La genealogía de la moral”, Nietzsche trata de desenmascarar la moral. Para ello, enfoca la moral desde un doble punto de vista.A) Etimológico: busca las raíces de las palabras “bueno” y “malo” y encuentra que su significado ha cambiado respecto a lo que significaron en un principio. Bueno significaba “noble”, “dominador”, “de clase o rango superior”, “aristócrata” (areté, bonus, gut) y malo era el débil, el simple, el vulgar, el plebeyo, el sometido o de rango inferior.
- Históricamente: Nietzsche investiga el origen de los conceptos “bien” y mal”. En su origen encuentra una doble moral:
B.1) La moral de los señores: es la de los fuertes, creativos, dominadores. Estos forman una casta o clase social que se impone a la clase de los débiles, de los inferiores, de los vulgares y sometidos. El dominador ama la vida, es duro para sí y para los demás, y desprecia la debilidad y la cobardía, el miedo, la humildad y la mentira. No se compadece ni es piadoso.
B.2) La moral de los esclavos privilegia la igualdad, la compasión, la dulzura y la paciencia. Es propia de los oprimidos y los débiles que a menudo desprecian esta vida y se refugian en al más allá.
Según Nietzsche, se ha producido una transmutación de los valores. La búsqueda socrática del universal, y la aportación judeocristiana de la misericordia y la compasión ejecutaron una traición sobre la moral de los señores, imponiendo una moral de esclavos como alternativa. Hechos históricos como la revolución francesa o la expansión de la democracia vienen a verificar y confirmar esta traición. La inversión o transmutación de los valores está consumada y Nietzsche reivindica la moral de los señores. La moral y la religión son engaños, traiciones, imposiciones.
2. El nihilismo como alternativa.
La propuesta de Nietzsche parte de esta destrucción de la moral y de su crítica a la religión, que afirma rotundamente la muerte de Dios. Trata de superar el resentimiento que causó la transmutación de los valores. Para ello, propone como alternativa el nihilismo: aceptar la vida y la nada y vivir “Más allá del bien y del mal”.
Se rechazarían todos los valores y normas morales y religiosas. El mundo y la vida carecen de sentido y la única verdad es el eterno retorno, la eterna repetición de todo. No existe la verdad ni el valor: sólo la apariencia, la materia. Si se supera este desfondamiento, el hombre puede crearse y recrearse permanentemente, en un continuo juego con la realidad. Superado el nihilismo, el hombre puede llegar a ser superhombre, viviendo completamente libre, al margen de las cadenas que a juicio de Nietzsche son la moral y la religión. De la sumisión a la voluntad divina se pasa a la afirmación de la voluntad de poder, la fuerza, el dinamismo que arraiga en cada cuerpo. El yo se impone al mundo. La virtud nacerá así del fondo de la pasión. El mandato ético de Nietzsche sería: “Créate a ti mismo”, a partir del caos, del flujo de fuerzas e impulsos que eres.
El mundo no tiene sentido ni hay un ideal al que aspirar. La vida no puede enfocarse como progreso sino como eterno presente que acontece y se repite. La vida es dolor, fragilidad, llanto, risa, fortaleza, alegría. El superhombre juega con la vida, encarna el espíritu de un niño. Jugar es hacer cosas sin buscar un sentido, una utilidad o un rendimiento. El superhombre inventa nuevos sentidos para las cosas, decide lo que quiere ser y lo que quiere que el mundo sea. Vive a la intemperie y no está sujeto a nada. Con Nietzsche la ética se disuelve en la estética. Los conceptos se convierten en metáforas, y la trasgresión es una actitud permanente. Habría que preguntarse hasta qué punto es aceptable su propuesta. Las críticas pueden formularse desde distintos puntos de vista. La ética de Nietzsche conduce a la llamada “posmodernidad” en la que todo vale ya no existen referentes (opuesto al universalismo socrático o platónico). Su crítica a la razón y la moralidad es devastadora y radical pero todavía existen enfoques que reivindican la posibilidad de reconstruir racionalmente una ética.
Albert Camus
Albert Camus, Mondovi, Argelia francesa; 7 de noviembre de 1913-Villeblevin, Francia; 4 de enero de 1960) fue un novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés nacido en Argelia. Las concepciones de Camus se formaron bajo el influjo de Schopenhauer, de Nietzsche y del existencialismo alemán.
Se le ha atribuido la conformación del pensamiento filosófico conocido como absurdismo, si bien en su texto «El enigma» el propio Camus reniega de la etiqueta de «profeta del absurdo». Se le ha asociado frecuentemente con el existencialismo, aunque Camus siempre se consideró ajeno a él. Pese a su alejamiento consciente con respecto al nihilismo, rescata de él la idea de libertad individual.
Formó parte de la Resistencia francesa durante la ocupación alemana, y se relacionó con los movimientos libertarios de la posguerra. En 1957 se le concedió el Premio Nobel de Literatura por «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de la actualidad».
Las concepciones de Camus se formaron bajo la influencia de Kierkegaard, Nietzsche y Dostoievski, así como de los filósofos existencialistas alemanes. El tema central de la filosofía de Camus es el problema del sentido de la existencia humana, la cuestión de si “vale la vida para que se viva”. Al estudiar el individuo contemporáneo incorporado a la estructura burocratizada de la sociedad burguesa y analizar las contradicciones de la vida espiritual del intelectual, carente de todas las ilusiones sobre el sentido de la existencia propia, Camus llega a la conclusión de que la existencia del hombre es absurda, y convierte la categoría del “absurdo” en principio de partida de su filosofía. En Camus, la absurdidad de la vida humana personifica la imagen mitológica de Sísifo: castigado por su perfidia, Sísifo está condenado a subir eternamente a una montaña una piedra que, al llegar a la cumbre, vuelve a caer hacia abajo. Sin poder soportar tal absurdidad, el hombre “se rebela”: de ahí el hecho de que de tiempo en tiempo estallan “motines” y revoluciones, en los que el hombre aspira a encontrar espontáneamente la salida de la “situación de Sísifo”. Camus considera contradictoria a su concepto la revolución “organizada”, “preparada”, lo mismo que estima ilusoria toda esperanza en que la revolución pueda efectivamente dar salida de la situación que la produce. La mentalidad de Camus es el estado de ánimo de la soledad insuperable del hombre en el mundo “absurdo”, con él expresó a su manera el carácter inhumano de la sociedad capitalista moderna. Sus principales obras: El mito de Sísifo (1942), El hombre en rebeldía” (1951) y otras.
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